La Comisión Europea ha lanzado la propuesta de un Pacto Rural, que tendrá su acto central en junio de 2022, con la idea de poner en marcha un plan de acción para responder a las demandas de las zonas rurales
Las zonas rurales representan el 80% de la Unión Europea y aglutinan alrededor del 30% de la población.Son claves en la gestión del territorio y en la producción de alimentos a precios asequibles para los consumidores europeos, pero presentan serios retos de cara al futuro. Las poblaciones rurales están reduciéndose y envejeciendo, hay dificultades para el relevo generacional en el campo y otro factor de riesgo es que se percibe un aumento de la pobreza y exclusión social, en comparación con las ciudades.
Por eso, la Comisión Europea lanzó en diciembre del 2021 la iniciativa del Pacto Rural, que pretende diseñar un plan de acción que asegure un mejor futuro para las zonas rurales. Su acto central será en junio del 2022, tras el que se pondrá en marcha un plan de acción con las medidas que se acuerden.
La Comisión Europea considera que la Política Agrícola Común (PAC) cumple un rol destacado en la reducción de la pobreza y del abandono de tierras agrarias en áreas rurales, si bien también reconoce líneas en las que es preciso mejorar, como la reducción de las cargas administrativas ligadas a las ayudas.
El 44% de los europeos considera que la principal prioridad en el rural es mejroar infraestructuras y transportes, mientras que un 27% señala las cuestiones sociales (acceso a los servicios de salud, oportunidades de empleo y cudade de niños y adultos).
Una evaluación del impacto de la PAC muestra que las medidas de la Política Agraria Común son positivas para fomentar el desarrollo social y económico. La PAC aporta casi el 50% de ingresos agrícolas en zonas marginales y remotas, apoya la modernización agrícola y mejoró la productividad.
El apoyo de la PAC beneficia a agricultores y ganaderos con ayudas directas, pero tiene además un efecto indirecto significativo en la economía rural, con medidas de desarrollo rural como el Plan Leader, que benefician a la población rural en general y que contribuyen a proporcionar servicios básicos y a crear empleo.
Sin embargo, son precisos mayores avances para mejorar el atractivo de las zonas rurales, especialmente para agricultores jóvenes. ¿Qué cuestiones es necesario mejorar en el desarrollo rural?
Eurobarómetro
Una encuesta del Eurobarómetro realizada en primavera del 2021, con más de 25.000 encuestados en toda Europa, concluyó que la principal prioridad para las zonas rurales son las infraestructuras y conexiones de transporte, según el 44% de los encuestados. Le sigue el acceso a la salud, el cuidado de niños y adultos y la disponibilidad de oportunidades de empleo, cuestiones mencionadas por el 27% de la población. En una proporción similar, se señala la necesidad de mejorar el acceso a las conexiones digitales (26%).
La mejora de las conexiones digitales es otra de las grandes cuestiones a abordar en el rural
Entre las personas que viven en zonas rurales, más de la mitad respondieron que era difícil, o imposible, moverse en tranporte público en su área local. En cambio, entre los encuestados que viven en pueblos o ciudades grandes, hasta el 72% afirmó que era fácil llegar en transporte público al supermercado más próximo, al médico o al pueblo o ciudad más próxima.
Otra cuestión que la ciudadanía considera como un problema urgente a abordar en las zonas rurales es la cuestión ambiental, algo que señala el 65% de la población, que tiene la idea de que se están perdiendo hábitats naturales, así como especies animales y vegetales.
Apoyos a invertir en el rural
Un aspecto positivo que deja el Eurobarómetro es que hay un 79% de la población que se dice favorable, en mayor o menor medida, a los apoyos públicos dirigidos a áreas rurales. Es una buena base sobre la que poner en marcha en el 2022 el Pacto Rural, el plan de acción que buscará mejores infraesturas y servicios para las zonas rurales.
Entre los objetivos que se marca la Comisión, está el de lograr áreas rurales más prósperas, con una economía diversificada y atractiva para las empresas. También se incide en la necesidad de un rural que apueste por la conservación de paisajes naturales y culturales, con una agricultura más verde y cadenas de suministro más cortas, que sean resistentes en caso de crisis económicas.
Artículo publicado originalmente en Campo Galego.