La producción de miel solo cubre el 60% del consumo y la UE importa cada año 200.000 toneladas de miel procedentes de países como Ucrania, China, Argentina o Méjico. La Comisión Europea pretende a través de la PAC incrementar el número de colmenas. Al aspecto productivo se suma también el factor polinizador de las abejas sobre el resto de cultivos
La UE es el segundo mayor productor de miel del mundo, solo superado por China, que dobla a la UE, con una producción de 550.000 toneladas anuales. Los más de 600.000 apicultores y 18 millones de colmenas de la Unión Europea generan 280.000 toneladas de miel cada año, según los últimos datos publicados por la Comisión.
Sin embargo, esta producción no cubre el consumo interno y la UE se ve obligada a importar cada año una cantidad de miel equivalente al 40% de la consumida, convirtiendo a la UE en el mayor importador de miel del mundo.
Cada año unas 200.000 toneladas de miel entran al mercado comunitario. La mayor parte de la miel importada procede de Ucrania, China, Argentina, Méjico, Uruguay, Brasil, Cuba y Turquía. Portugal ha importado en el año 2020 6.300 toneladas de miel procedentes de países extracomunitarios, según los datos aportados por Eurostat Comext.
En los últimos años China ha ido cediendo protagonismo a países como Ucrania en las importaciones de miel comunitarias, aunque la actual guerra en el país podría hacer variar la procedencia de la miel que cada año accede a las fronteras de la UE.
Mientras, las exportaciones representan el 7% de la producción europea (unas 21.000 toneladas anuales) que se destinan principalmente a mercados como Suiza, Arabia Saudí, Estados Unidos o Japón.
La producción total se ha incrementado un 16% desde 2014
Según se recoge en el último informe presentado por la Comisión Europa al Parlamento y al Consejo, del año 2019, la producción de miel en la UE se ha incrementado un 16% desde el año 2014, pasando de 240.000 toneladas en 2014 a 283.000 en 2018.
España es el primer productor de miel de la UE, seguido de cerca por Rumanía, Hungría y Alemania, aunque este ranking varía en función del año. Así, Rumanía se situó por encima de España en el año 2018, con una producción de 30,9 millones de toneladas frente a los 29,2 millones de España, los 28,7 de Alemania y los 26 de Hungría; en tanto el año anterior, 2017, Hungría fue el primer productor europeo con más de 32 millones de toneladas.
Portugal ocupa el décimo puesto, con una producción de 10,8 millones de toneladas en 2018 y un notable descenso con respecto a las más de 14 millones de toneladas del año anterior.
Recuperación en el número de colmenas
En los últimos años el número de colmenas en la UE se ha recuperado, desde los 11,6 millones del año 2004 a los 18,9 millones del año 2020. España, Rumanía, Polonia, Francia, Italia, Eslovenia y Hungría poseen el mayor número de colmenas de la UE.
Portugal ocupa el décimo puesto, con 11.300 apicultores y 754.000 colmenas. Cada apicultor portugués posee una media de 66 colmenas, tres veces más que la media comunitaria (21).
Sin embargo, se observa un descenso en la producción media por colmena, situada, dependiendo del año, en alrededor de 20 kilos de promedio en el conjunto de la UE, pero que se sitúa en prácticamente la mitad en países como España.
Programas apícolas nacionales
Un total de 240 millones de euros han sido destinados en el conjunto de la UE a los programas apícolas nacionales entre los años 2020 y 2022, lo que representa un incremento de fondos del 11% con respecto al periodo anterior (2017-2019).
La mitad del dinero procede de fondos europeos y la otra mitad es cofinanciado por los distintos Estados miembros en función del número de colmenas existentes en cada país. España es el país que más fondos recibe (5,6 millones de euros en el año 2000), seguido de Rumanía. Portugal recibió en ese ejercicio 1,7 millones para la aplicación de su Programa Apícola Nacional.
Aunque hasta el momento la adopción de estos programas apícolas nacionales tiene carácter voluntario, la totalidad de los Estados miembros ha optado por sumarse. La mayor parte del dinero se destina a asistencia técnica y al combate de enfermedades e invasores (Varroasis y avispa velutina, entre otros), mientras solo el 3% de los fondos se dedica a la promoción de productos de calidad diferenciada.
La apicultura en la PAC 2023-2027
En su propuesta de PAC más allá de 2020, la Comisión propone trasladar los programas destinados a la apicultura desde el Reglamento de la Organización Común de Mercados hasta el Plan Estratégico de la PAC.
Esta reubicación aumentará la visibilidad del sector de la apicultura y garantizará que se tiene en cuenta su contribución a los objetivos generales de la Política Agrícola Común. La propuesta también incluye un aumento de la financiación de los programas de apicultura, hasta los 60 millones de euros por año. Esto significa que durante el período de siete años de la futura PAC, la financiación de la Unión junto con las contribuciones de los Estados miembros, hará que el sector disponga de un total de 840 millones de euros.
Otro cambio introducido por la propuesta es que la participación de los Estados miembros pase a ser obligatoria. Si bien los programas apícolas eran voluntarios en el marco de la OCM, la Comisión propone que sean obligatorios en los planes estratégicos de la PAC de los Estados miembros.
Notables diferencias por países en el precio de la miel
El 69% de los apicultores europeos forman parte de alguna asociación de productores, aunque el porcentaje varía notablemente en función del país: mientras en Alemania, por ejemplo, prácticamente la totalidad de apicultores están organizados, en España son minoría. En Portugal la cifra se mueve en niveles similares a los de la media de la UE.
También existen notables variaciones en el precio medio de venta de la miel. El kilo de miel multifloral se vende a 19€ en Irlanda, a 15 en Países Bajos, a 13 en Finlandia o Bélgica y a 12 en Luxemburgo; mientras en el extremo contrario se sitúan países como Portugal (4€), Bulgaria (3€) o Rumanía (2€). España se sitúa en el nivel promedio europeo, con una cotización media de alrededor de 6,5€.
La miel importada de terceros países se compra a unos 2€ el kilo, mientras el coste medio de producción se acercaría a los 4€ en el conjunto de la UE.
El valor de los polinizadores para la agricultura mundial
Pero más allá del valor económico que genera el sector apícola, está también su contribución por medio de los servicios ecosistémicos que presta. Aunque se estima que al menos 20 tipos de animales diferentes proporcionan servicios de polinización a los cultivos más importantes del mundo, las abejas melíferas son los insectos polinizadores por excelencia.
Según las estimaciones de la FAO, de los polinizadores depende el 35% de la producción agrícola mundial y su trabajo silencioso aumenta la producción de 87 de los principales cultivos alimentarios mundiales.
“Las abejas polinizan una tercera parte de lo que comemos y juegan un papel vital en el mantenimiento de los ecosistemas del planeta. Alrededor del 84 % de los cultivos para el consumo humano necesitan a las abejas o a otros insectos para polinizarlos y aumentar su rendimiento y calidad. La polinización de las abejas no sólo se traduce en una mayor cantidad, sino que también puede mejorar la calidad de los productos”, destaca la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura.
Almendras, manzanas, arándanos, pepinos, cebollas, calabazas o fresas no serían posibles sin la acción de los insectos polinizadores. Pero no solo la alimentación humana depende de su labor. La función polinizadora de las abejas, por ejemplo, es esencial en cultivos destinados a la alimentación animal como la alfalfa.
Alta mortalidad de colmenas
El primer programa europeo de vigilancia de la mortalidad de colmenas, llevado a cabo hace 10 años y denominado proyecto Epilobee, analizó 176.860 colonias de abejas melíferas en 17 países de la UE y sus resultados alertaban ya de la magnitud del problema (en un tercio de los Estados Miembros, las tasas de mortalidad superaban el 10 % anual).
Pero esta evolución, lejos de corregirse, ha empeorado. Cada 20 de mayo, en el que se celebra el Día Mundial de las Abejas, las alertas se repiten y los llamamientos a su protección se multiplican.
En los últimos años, multitud de estudios científicos han alertado del declive de las abejas, golpeadas por diferentes amenazas: pesticidas, cambio climático, la invasora avispa asiática o el ácaro Varroa. Pero hay uno, la destrucción de sus hábitats por medio de una agricultura intensiva basada cada vez más en monocultivos, que la PAC 2023-2027 pretende corregir.
Se fomentarán, a través de instrumentos como la condicionalidad reforzada o los ecoesquemas, corredores verdes, márgenes de parcela sin cultivar y zonas de biodiversidad y valor ambiental que contarán con su correspondiente compensación económica.
Restringir el uso de pesticidas
Otro objetivo europeo, recogido en la Estrategia De la Granja a la Mesa, es el de la reducción del 50% del uso de pesticidas en esta década, sobre todo de los más peligrosos y dañinos para el medio ambiente.
El uso de neonicotinoides, un grupo de insecticidas químicos, están prohibidos en la UE desde el año 2018. Está demostrado que algunas de las sustancias de los que se componen (clotianidina, imidacloprid y tiametoxam) afectan al sistema nervioso central de los insectos, siendo, por tanto, perjudiciales para las abejas, muy sensibles al actual cóctel de agroquímicos utilizados en la producción agrícola.
Sin embargo, el propio Reglamento comunitario deja abierta la puerta a su utilización cuando existe “un peligro para los cultivos que no puede atajarse por otros medios razonables”. Es, bajo este supuesto dentro del que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés) ha autorizado en las últimas dos campañas el uso de neonicotinoides en cultivos de remolacha en 11 países europeos: España, Francia, Alemania, Bélgica, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Finlandia, Lituania, Polonia y Rumanía.
La EFSA justifica su decisión de autorizar los usos de emergencia de nicotinoides en remolacha por la “ausencia de métodos alternativos químicos y no químicos”. La remolacha azucarera (Beta vulgaris vulgaris) es el principal cultivo destinado a la obtención de azúcar industrial en la UE, pero este tipo de pesticidas son de uso frecuente también en otros cultivos, como maíz, girasol, colza o algodón. Se aplican a la semilla en la fase de siembra.
Los nicotinoides son también los insecticidas más usados en EEUU.
Intervención obligatoria en la nueva PAC para el Sector Apícola
El papel del sector apícola en el mantenimiento de la biodiversidad es incuestionable y así ha quedado reflejado en los documentos de la nueva PAC, así como en la Estrategia de Biodiversidad 2030 presentada por la Comisión Europea en mayo de 2021. Por su propia naturaleza, las abejas son los polinizadores naturales más importantes en la mayoría de los ecosistemas, y como tales la UE pretende favorecer su vuelta a las tierras agrarias con medidas como la reducción de pesticidas y el aumento de los márgenes sin cultivar.
Pero a mayores, desde la Comisión Europea se pretende potenciar y reforzar el sector apícola en los distintos países de la UE, fomentando el relevo generacional y estableciendo medidas de protección de la miel europea frente a la importada de países del este de Europa, Asia o Latinoamérica.
Dentro de la nueva PAC se establece una intervención sectorial obligatoria en todos los Estados miembros, que incluye varias medidas que los apicultores y sus organizaciones, podrán realizar, tales como servicios de asesoramiento, asistencia técnica, formación, información e intercambio de mejores prácticas; inversiones en activos materiales e inmateriales; así como otras acciones, incluidas las destinadas a luchar contra los invasores y las enfermedades de las colmenas, en particular la varrosis; prevenir los daños ocasionados por fenómenos climáticos adversos y fomentar el desarrollo y la utilización de prácticas de gestión adaptadas a unas condiciones climáticas cambiantes; repoblar las colmenas en la Unión, en particular mediante la cría de abejas; y racionalizar la trashumancia.
Los Estados miembros deberán establecer también medidas para favorecer la difusión y promoción de los valores de los productos apícolas en los consumidores. Esto permitirá a su vez incrementar la producción apícola y su función polinizadora sobre la producción agraria en toda la UE.
Artículo publicado originalmente en Voz do Campo.